A pesar de los continuos bombardeos, una religiosa ha decidido quedarse en el convento de San José, situado en Ain Ebel, sur del Líbano, a cinco kilómetros de la frontera israelí, para acompañar a la comunidad cristiana. “Aquí todavía hay unos 9.000 cristianos distribuidos en tres pueblos. Corremos un peligro permanente”, informa Sor Maya El Beaino, religiosa de la congregación de las Hermanas de los Sagrados Corazones de Jesús y María. “No hay un hospital cerca y solo tenemos tres horas de electricidad al día. Eso significa que no tenemos agua ni conexión a internet para contactar con la Cruz Roja”.
La Fundación Pontificia Internacional ACN ha proporcionado por medio de esta religiosa ayuda médica en los últimos meses a 1200 personas que han permanecido en Ain Ebel a pesar del peligro. Además, ha financiado ayuda en forma de paquetes de alimentos para miles de familias necesitadas del sur del Líbano.
Durante la llamada telefónica con ACN, se escuchan de fondo explosiones de bombas, “que han aumentado considerablemente en las dos últimas semanas”, indica Sor Maya, que, pese al peligro, permanece en su convento para ayudar a la población local.
En Rmeich hay otras dos comunidades religiosas. La presencia de las hermanas es un consuelo para los que han querido quedarse en sus casas a pesar de los bombardeos: “Todo el mundo habla de la gente que ha huido por los ataques, pero nadie habla de los numerosos cristianos que han optado por quedarse porque temen perder su hogar y su tierra para siempre”, señala Sor Maya. “Aunque muchos abandonaron la región al principio de la guerra de Gaza, a partir de octubre de 2023, numerosas familias han regresado a sus casas porque la vida en Beirut es demasiado cara y porque muchos no podían soportar la separación de los padres de familia, que se habían quedado solos en el sur”.
El convento de San José dirige la única escuela católica de la región, donde da clase a niños de 32 pueblos de los alrededores. Sin embargo, la enseñanza presencial tuvo que interrumpirse debido a la violencia continuada. “Hemos visto cómo Israel atacó dos escuelas en Gaza. Los niños no estarían seguros en la escuela”, explica Sor Maya, que es también la directora de la escuela.
“La situación es sencillamente horrible”, asegura la religiosa. A pesar de ello, añade: “Gracias por su oración, gracias por su apoyo. El trauma de la guerra de 2006 está aún vivo en esta gente, y el miedo a que vuelvan a bombardear puentes y carreteras es grande, sobre todo ahora, que ya se habla incluso de una invasión terrestre”.
ACN hace un llamamiento urgente a la oración por los habitantes del sur del Líbano, por las víctimas de la guerra, por los refugiados y por el fin de la violencia. “Rogamos al Dios de todo consuelo que escuche nuestras oraciones”, ha dicho Regina Lynch, presidenta ejecutiva de ACN, “que permita que su amor y compasión toquen los corazones de los implicados en los combates para inspirarlos a buscar soluciones pacíficas, para que la justicia y la reconciliación puedan reinar en toda Tierra Santa y allende de ella”