15 familias del barrio cristiano de Daraya, en las afueras de Damasco, podrán volver a sus hogares gracias al apoyo de ACN para asegurar la presencia cristiana en el mismo lugar donde, según una tradición, se produjo la conversión del apóstol san Pablo.
Una pareja de ancianos nos espera, radiantes, en la entrada de su sencilla casa. Las huellas de la guerra civil en Siria se aprecian claramente en los muros exteriores de la modesta propiedad, pero el olor a jazmín del patio interior da la bienvenida a los visitantes de la fundación pontificia internacional Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN). En el interior, rodeado de ladrillos, solo hay lo esencial: una estufa, un sofá, un armario, una pequeña mesa y unas cuantas sillas. Yossef Farida y su esposa muestran orgullosos sus habitaciones. En las manos no llevan joyas, ni siquiera el anillo de boda… es el precio por reconstruir su casa destruida.
Los Farida son una de las cuatro familias cristianas que han regresado a Daraya, un barrio periférico de Damasco que quedó en ruinas tras los bombardeos. Allí han reconstruido sus casas por sus propios medios. Antes de la guerra civil, el suburbio contaba con unos 300.000 habitantes relativamente acomodados gracias a un floreciente sector agrícola y a sus famosas fábricas de muebles, que procesaban la madera de alta calidad de los alrededores. Sin embargo, poco después del estallido de la guerra, Daraya se convirtió en un centro del levantamiento contra el gobierno de Asad, donde los grupos rebeldes y las tropas gubernamentales se enfrentaron en duros combates durante cuatro largos años. Durante el asedio, gran parte de Daraya estuvo controlada por la Brigada de Mártires del Islam. En 2016, se alcanzó un acuerdo entre el gobierno y las fuerzas insurgentes, el 90% del suburbio había quedado destruido.
Durante la guerra, las iglesias de la zona fueron objeto de vandalismo y sus iconos robados. La destrucción de Daraya supuso un enorme perjuicio para su diversidad histórica, ya que el lugar destacaba por una presencia cristiana que se remontaba a varios siglos atrás. Según algunas tradiciones cristianas, cerca de allí tuvo lugar la conversión del apóstol san Pablo en su camino a Damasco.
«En los años posteriores, muchos musulmanes pudieron regresar y reconstruir sus hogares. Sin embargo, de las 150 familias cristianas que vivían allí muy pocas regresaron, debido a que sus casas habían quedado arrasadas. Muchas viven ahora en localidades vecinas y algunos han emigrado a Europa o Canadá», explica Marco Mencaglia, director de proyectos de ACN, tras su visita a la ciudad. «No obstante, aquellas cuyos hogares no han sido completamente destruidos están deseando regresar a Daraya, aunque la mayoría carece de recursos para reconstruirlas o renovarlas».
Ese es el caso del padre de familia Abou Rashad. Desde lo que fue su piso de la planta baja, destruido por los bombardeos, señala al solar lleno de escombros que había sido el jardín. El padre de familia agradece la ayuda de ACN, pues la fundación pontificia internacional se ha comprometido recientemente a financiar la reconstrucción de los hogares de 15 familias católicas en este barrio, con el fin de asegurar la presencia cristiana en Daraya.
También el padre Georges Jbeil, ahora ecónomo de la archidiócesis melquita católica de Damasco y anteriormente párroco de Daraya, está encantado de que pronto pueda reanudarse la vida en la parroquia: «Concluimos la reconstrucción de la iglesia de San Pablo en 2022, con la esperanza de que los feligreses regresaran pronto. Pero aún no han vuelto muchos, así que todavía no hay servicios litúrgicos en la iglesia. Por eso estamos tan agradecidos con ACN, pues, gracias a su caridad, 15 familias podrán volver pronto a sus hogares y llenar de nuevo de vida la parroquia. Así, la luz de la fe y el testimonio del Evangelio podrán volver a brillar».