Tras siglos de prohibición, se vive el renacimiento de la Iglesia católica en Estonia. El 26 de septiembre de 2024, el papa Francisco creó la primera diócesis del país. El 1 de noviembre de 2024, el papa Francisco se dirigió a la Iglesia católica estonia con ocasión del centenario de la creación de su administración apostólica, al poco de ser erigida en diócesis. El pontífice felicitó a la Iglesia por su “ejemplo de fe”, a pesar de “décadas de sufrimiento, ocupación y opresión”, y afirmó que “este admirable legado de fe y caridad alentará a la actual generación de sacerdotes, religiosos y fieles laicos”.
La nueva diócesis está encabezada por Monseñor Philippe Jourdan, administrador apostólico desde 2005, que llegó de Francia en 1996 y ha adquirido la ciudadanía estonia. En una entrevista ACN Monseñor Jourdan presenta la situación de los católicos en el país.
¿Cuál es la situación religiosa en Estonia?
Estonia sigue siendo uno de los países más secularizados de Europa: alrededor de un 25% de la población es creyente y el resto se declara no creyente, aunque, en realidad, mucha gente cree sin saber realmente en qué cree. Curiosamente, mientras que en el resto de Europa la secularización avanza cada vez más, estos porcentajes se han mantenido bastante estables aquí en los últimos 25 años.
¿Por qué hay tan pocos católicos en Estonia?
La Iglesia católica desapareció de Estonia en el siglo XVI, coincidiendo con la reforma luterana. Durante dos siglos y medio estuvo prohibida y no resurgió hasta principios del siglo XIX. Entonces, el país sufrió 50 años de dominio soviético. Por lo tanto, Estonia tiene una historia única como bisagra entre dos mundos que rechazaban el catolicismo.
¿Está cambiando la situación?
Sí, la comunidad católica no deja de crecer. En 1970 éramos menos de una decena y ahora somos entre 7.000 y 10.000. Siempre hemos tenido solicitudes de bautizos, desde hace dos a tres años, los catecúmenos son cada vez más jóvenes. No cabe duda de que, desde la covid y la guerra de Ucrania, los jóvenes de hoy se plantean más preguntas existenciales y algunos también se han dado cuenta de que el ideal postsoviético, es muy consumista (algo comprensible tras un periodo de gran pobreza), no les llena plenamente.
¿Quiénes forman hoy la comunidad católica de Estonia?
Una mitad son estonios “étnicos”, conversos o hijos de conversos, mientras que la otra mitad son rusoparlantes (el 30% de la población estonia actual es rusoparlante), en parte procedentes de Bielorrusia o Ucrania, y de rito latino u oriental. Además, desde hace 4 a 5 años, contamos con algunos inmigrantes procedentes de todo el mundo.
¿Por qué se ha erigido ahora esta primera diócesis?
Hace cien años, en 1924, el papa Pío XI creó una administración apostólica. Se trataba de una situación temporal, hasta que la Iglesia creciera y se estructurara. Obviamente, los 50 años de régimen soviético frenaron este crecimiento, ahora por fin podemos dotar a la Iglesia en este país de una estructura oficial. En la actualidad, contamos con una diócesis con diez provincias (8 de rito latino y 2 de rito oriental) y con 15 sacerdotes de distintas nacionalidades… Es la culminación de un largo camino que ha hecho muy feliz a todo el mundo.
¿Cómo ha acogido la Iglesia luterana esta noticia?
¡Con gran alegría! La creación de esta diócesis ha sido muy bien acogida y ampliamente difundida por la prensa local. El ecumenismo ha avanzado mucho en los últimos años, pues católicos y protestantes han logrado superar siglos de división. Además, compartimos las mismas preocupaciones sobre las cuestiones sociales, la guerra en Ucrania…
¿Cuál es su sentimiento tras haber tomado posesión como obispo de esta nueva diócesis?
Evidentemente, mi deseo es que sigamos creciendo, madurando y organizándonos. Sobre todo, debemos conservar nuestra mayor fuerza, que es la oración. A veces nos sentimos un poco impotentes, pero el Señor no nos deja solos: la Providencia Divina siempre nos ha acompañado. Por tanto, debemos proseguir con nuestra misión, sin descanso, para fomentar las vocaciones y ser portadores de esperanza para todos los que nos rodean.