Después de que, la semana pasada, pastores fulani mataran a 21 cristianos e hirieran de gravedad a más de diez en el estado nigeriano de Plateau, fuentes locales afirman que ataques similares son cada vez más frecuentes y que rara vez se pide cuentas a los perpetradores.
El ataque tuvo lugar en la madrugada del 10 de agosto, cuando unos pastores fulani armados prendieron fuego a las casas donde se alojaba una comunidad de cristianos refugiados en Heipang, cerca de la ciudad de Jos, en el centro-norte de Nigeria.
Masara Kim, un periodista afincado en Jos, comunicó a la fundación internacional Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN) que, tras incendiar las casas, los extremistas apuntaron con sus fusiles de asalto a quienes intentaban huir de las llamas.
El periodista, quien visitó el lugar de los hechos tras los asesinatos, indicó que las víctimas, que habían sido “desplazadas previamente de los pueblos de los alrededores”, se habían refugiado en Heipang. También informó de que aproximadamente la mitad de las víctimas “quedaron calcinadas hasta quedar irreconocibles”, y que al menos cinco de ellas eran bebés. Y ha añadió: “Fue una escena desgarradora. Los enterraron en una fosa común anegada por la lluvia. Se trata de aldeanos pobres que ni siquiera tienen dinero para comida, y mucho menos para ataúdes”.
Subrayó también que “hay testigos y supervivientes que presenciaron cómo masacraban a sus familiares”, pero lo más probable es que, como es habitual, las autoridades no identifiquen a los terroristas.
El sacerdote Polycarp Lubo, presidente de la Asociación Cristiana de Nigeria en el estado de Plateau, afirmó que “las matanzas sistemáticas” como la de la semana pasada “se suceden desde hace mucho tiempo” en ese estado.
Además, subrayó que estas atrocidades deben investigarse y que las autoridades deberían identificar “a los perpetradores de estos actos malvados”, pero que casi nunca se detiene a nadie y que quienes ocupan puestos de poder rara vez tienen la voluntad de “aclarar lo que está pasando”.
Añadió también que las autoridades nigerianas no están haciendo nada para ayudar a los miles de cristianos de la región que se han visto desplazados tras sobrevivir a estos ataques terroristas.
Por su parte, Masara Kim señaló que, entre las numerosas atrocidades cometidas en el estado de Plateau este año, la más mortífera fue la de los días 15 y 16 de mayo, cuando militantes fulani mataron a más de 200 cristianos en Mangu, un área de gobierno local al sureste de Jos.
Tanto el padre Lubo como Kim han confirmado que los frecuentes ataques de los pastores fulani están motivados por diversos factores, como la apropiación de tierras y la hostilidad étnica y religiosa