Ocho meses después de que más de 300 cristianos fueran masacrados en la víspera de Navidad y tres meses después, tras otra serie de ataques durante el período de Pascua, según un sacerdote que atiende a personas desplazadas, el gobierno nigeriano “no ha logrado mantener a la gente a salvo” .
Los supervivientes de las masacres perpetradas por extremistas en el Cinturón Medio de Nigeria «no tienen confianza» en sus líderes, ya que se enfrentan a continuos ataques a sus granjas y a una creciente escasez de alimentos, asegura el padre Andrew Dewan, director de comunicaciones de la diócesis de Pankshin.
El sacerdote, en una conversación con la Fundación Pontificia Internacional ACN, cuenta que «los funcionarios electos simplemente no se interesan por el bienestar de la gente, no ofrecen protección ni apoyo práctico a las comunidades cristianas cuyos hogares y medios de vida han sido destruidos”. Afirma que, en cambio, la Iglesia católica y las organizaciones no gubernamentales (ONG) “han estado proporcionando refugio, alimentos, ropa y otros bienes básicos a los desplazados internos y a las personas que luchan por sobrevivir”.
El padre Andrew, que ha estado cuidando a los desplazados internos en la iglesia católica de Santo Tomás en Bokkos, estado de Plateau, añadió que regularmente recibe informes de nuevos asesinatos y otras atrocidades. Destacó que el sábado pasado -13 de julio- los terroristas secuestraron a una mujer cristiana y a su hija, y el domingo -14 de julio-, pastores fulani armados irrumpieron, una vez más, en una comunidad cristiana en Bokkos y mataron al jefe de la aldea. El sacerdote ha contado a ACN que en los ataques hay una clara dimensión religiosa, aunque el conflicto por la tierra también sea un factor importante, ya que los pastores de ganado, de mayoría musulmana, atacan a las comunidades agrícolas, mayoritariamente cristianas.
Añadió que la hambruna ya existente se ha visto agravada porque los extremistas obligan a los agricultores a abandonar sus cultivos, destruyendo los suministros de alimentos y, en muchos casos, atacando a los que intentan regresar a sus tierras: “El hambre va a aumentar en el próximo año debido a la falta de protección de los agricultores”, ha explicado el padre Dewan. “Los precios de los alimentos ya se han más que duplicado en el último mes«.
El padre Andrew ha explicado que la fe de la comunidad cristiana está siendo probada, y muchos están perdiendo la paciencia a pesar de los intentos de la Iglesia por promover la perseverancia y el perdón: «Se sienten impotentes, y aunque los seguimos animando como sacerdotes, como pastores de almas, a tener esperanza, a ser resilientes, las cosas no parecen mejorar… Hay una atmósfera de desesperanza«.