Mártires albaneses

Dos beatos más en la lista de mártires albaneses: Luigi Paliq y Gjon Gazulli

La Iglesia ha proclamado beatos a dos mártires albaneses, los sacerdotes Luigi Paliq y Gjon Gazulli, en una ceremonia celebrada el sábado 16 de noviembre en la ciudad de Escútari (Skrodra). “Estos dos hombres de fe fueron calumniados y condenados injustamente, pero su testimonio de perdón y amor hacia sus perseguidores los convierte en ejemplos de santidad”, cuenta Magda Kaczmarek, directora del departamento de Europa del Este de la Fundación Pontificia Internacional ACN.

Kaczmarek y dos miembros más de ACN estuvieron presentes en la ceremonia por invitación de Monseñor Massafra, arzobispo de Skrodra, como muestra de agradecimiento por parte de la iglesia local. “Estos dos nuevos beatos se suman a los mártires de la opresión comunista que se dio años más tarde y que ya fueron beatificados en 2016 aquí en Scutari. Pero, es importante recalcar que estos dos mártires fueron testigos de Cristo en años anteriores a la era del terror que vendría después, porque la fe en Albania nunca ha sido fácil. Albania es tierra de mártires, pero la sangre de estos mártires ha sido la semilla de la fe floreciente entre los jóvenes de hoy”, explicó Kaczmarek.

El padre Luigi Paliq, sacerdote del Orden de los Frailes Menores, nacido en Janievo – una región del Kosovo en la actualidad – fue víctima de la represión ejercida por los ocupantes montenegrinos durante la Primera Guerra de los Balcanes (1912-1913). Cuando los invasores ortodoxos intentaron forzar a la conversión a la población católica y musulmana, el padre Paliq defendió la libertad religiosa y animó a los albaneses a permanecer fiel cada uno a su propia creencia. Acusado falsamente, el padre Paliq fue separado de los otros prisioneros de camino a su proceso, despojado de su hábito y fusilado. Como se recordó durante la ceremonia de beatificación, murió diciendo: «Oh Jesús, sea por tu amor». 

El padre Gjon Gazulli, sacerdote de la diócesis de Sapë (Sappa), vivió durante otra difícil etapa de la historia albanesa, cuando el régimen del presidente Ahmet Zogu, hostil a los sacerdotes católicos y a la doctrina social de la Iglesia, intentó eliminar la educación religiosa de las escuelas. El padre Gazulli fue ahorcado en las afueras de Skrodra en 1927 después de haber sido acusado injustamente de incitar al pueblo a una rebelión en noviembre de 1926. Antes de morir defendió su inocencia, perdonó a sus asesinos y confirmó su amor a Cristo, diciendo: «Viva Cristo Rey, larga vida al Santo Padre, larga vida a la Iglesia católica y larga vida a Albania».

En conversación con ACN, Monseñor Simon Kulli, obispo de la diócesis de Sapë, afirmó la importancia del martirio de Paliq y Gazulli: “Estos dos beatos, junto con los otros 38 mártires albaneses, son un gran ejemplo de fe viva, simbolizan que nada nos puede separar del amor a Cristo”, dijo y añadió, haciendo también referencia a su escudo episcopal: “En la cruz se encuentran incrustadas las piedras preciosas de los mártires de la fe. Una fe inquebrantable. Su resistencia ante la persecución ha inspirado a la Iglesia en Albania, que se ha levantado tras años de existencia oprimida y del sufrimiento de sacerdotes, religiosas y laicos.”

A pesar de la calumnia, las falsas acusaciones y la persecución, los sacerdotes Luigi Paliq y Gjon Gazulli permanecieron firmes en su fe. Según el cardenal Marcello Semeraro, prefecto del Dicasterio de las Causas de los Santos, que presidió la ceremonia de beatificación, el ejemplo de estos dos mártires nos invita a reflexionar sobre la importancia de vivir de acuerdo con los valores del Evangelio y a resistir la tentación de la mentira y la falsedad. Un tema que ha adquirido una gran relevancia también en nuestra época, en la era de la posverdad: «A veces, se trata de burlas que intentan desfigurar nuestra fe y hacernos parecer personas ridículas», dijo en su homilía. 

ACN aprovechó la ocasión para visitar proyectos que se están llevando a cabo en Albania, durante la reunión con el arzobispo de Tirana-Dürres, Monseñor Arjan Dodaj expresó su gratitud a ACN por su apoyo durante los últimos años. También subrayó la importancia del testimonio de los dos nuevos mártires para los jóvenes de Albania: “La realidad de sus vidas y su testimonio han encarnado los verdaderos ideales de la pertenencia a Cristo”, dijo. “En una realidad social de abstracción, de virtualidad, nos despiertan a la realidad, a lo que significa dar la vida como nuestro Señor”.

En Albania el régimen comunista intentó acabar con las religiones, destruyéndolas por completo. Después de la caída del régimen comunista, la Iglesia resurgió de las catacumbas y Albania es hoy un ejemplo de entendimiento religioso entre musulmanes, bektaschides, católicos y ortodoxos. En un país sumido en la más profunda pobreza y aislamiento, ACN ha sido una de las organizaciones que ha apoyado con más de cuatrocientos proyectos el renacer de la Iglesia local. En 2024, el país sigue siendo una prioridad de la fundación por la falta de medios y recursos. 

La Iglesia local cuenta con numerosos misioneros, de muchos países y de todos los continentes, distribuidos por todo el país. Uno de ellos es el padre Oscar Alejandro, sacerdote salvadoreño que lleva diez años en Albania: “Les pedimos que recen por la evangelización en Albania. Este país ha sufrido mucho”, asegura el sacerdote. “Aquí se quiso acabar con la fe, quisieron matar a Dios en el corazón del hombre. Recen para que Cristo pueda venir de nuevo a muchos corazones y encontrarse con su amor”.

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