El arzobispo de Imphal, en Manipur (India), lamenta la continuación de la violencia en el estado y echa de menos una respuesta eficiente por parte del gobierno central del primer ministro Narendra Modi.
A pesar de que han transcurrido cuatro meses desde los primeros brotes en mayo, la violencia en el estado indio de Manipur sigue “causando estragos aquí y allá”, dice el arzobispo Dominic Lumon, de la diócesis de Imphal.
En una conversación telefónica mantenida con la fundación internacional Aid to the Church in Need, el arzobispo expresó su preocupación por la posibilidad de que la situación se prolongue durante muchos meses más si el gobierno central no interviene con más determinación: “Deseamos una mayor intervención del gobierno central. Si emite una clara orden de alto, creo que la violencia cesará. Sin embargo, si nadie interviene, podría continuar durante muchos más meses».
En estos meses de violencia, ha habido un silencio notorio por parte del primer ministro Narendra Modi, quien aún no ha visitado Manipur desde el inicio de los disturbios. “No hemos tenido muchas noticias de él hasta ahora, a pesar de que han pasado más de cuatro meses. Sólo hizo algunos comentarios tras la publicación de los vídeos en los que dos chicas fueron forzadas a desnudarse. Pero hasta ahora no ha dicho nada sobre la violencia general”.
Cuando estallaron los primeros conflictos en mayo, ACN proporcionó ayuda de emergencia de inmediato para apoyar a la Iglesia local en sus esfuerzos por brindar servicios básicos necesarios a las víctimas de la violencia. Desde entonces, la fundación ha mantenido contacto constante con la Iglesia local.
Enfrentamientos interétnicos e interreligiosos
Los medios de comunicación informan de al menos 185 muertes en los disturbios, que comenzaron como enfrentamientos interétnicos entre la comunidad mayoritaria meitei y las tribus minoritarias kuki-chin. Sin embargo, la situación se convirtió pronto en un conflicto interreligioso, ya que los meitei son mayoritariamente hindúes, mientras que los kuki-chin son predominantemente cristianos. Cientos de iglesias y edificios religiosos fueron destruidos, incluidos los de los meitei cristianos. Esto lleva a los líderes eclesiásticos a deducir que en esta crisis también está desempeñando un papel la persecución religiosa de los cristianos.
“La forma vengativa en que destruyeron las estatuas: lo destrozaron y destruyeron todo, y luego se marcharon”, dijo el arzobispo Dominic Lumon, hablando específicamente de la destrucción de una gran iglesia y centro pastoral: “Cuando apagaron el incendio, volvieron para asegurarse de que la iglesia quedaba completamente destruida. No pertenece sólo a los kukis, nos pertenece a todos. Podemos ver que actúan por odio contra el cristianismo, ya que también las iglesias meitei han sido destruidas y los líderes religiosos no kuki también huyen de Imphal”.
Las bandas más violentas actúan armadas y con impunidad, lo que lleva al arzobispo a concluir que pueden gozar de apoyo y protección, aunque no sabe de quién.
Las religiones piden la paz
Ante esta situación, la Iglesia católica está brindando una valiosa ayuda humanitaria a miles de personas, especialmente a unas 2.400 familias que se encuentran en una situación especialmente difícil, muchas de las cuales siguen viviendo en campamentos.
La Iglesia también ha invertido mucho en el diálogo con otros líderes religiosos para intentar reducir las tensiones: “Hemos creado un foro interreligioso para la paz y el entendimiento, ya nos hemos reunido nueve veces. Convocaremos a los jefes de ambas comunidades para pedir a las bandas que pongan fin a la violencia. No sabemos si lo conseguiremos o no. Pero es nuestro deber instarlos a poner fin a la violencia. El único camino hacia la paz es el diálogo, y haremos hincapié en ello. Además, hacemos un llamamiento al gobierno local y al gobierno central para que intervengan y pongan fin a la violencia. Esto es lo que está haciendo el grupo”.
El arzobispo Dominic también pidió a la comunidad internacional que rezara por la paz y no dejara que la situación se convirtiera en otro conflicto olvidado: “En la historia de la redención, cuando Israel olvida la oración, cuando Israel olvida a Dios, siempre surgen dificultades. Tenemos que rezar más, tenemos que volvernos hacia Dios y obedecer sus mandamientos. Entonces, Él estará cerca de nosotros, nos dará valor y nos apoyará para resolver los problemas y las cuestiones. Por eso, la oración es de suma importancia».
“En toda la India, los católicos están participando en procesiones con velas. Mucha gente está rezando en solidaridad con Manipur y marchando por la paz en muchos lugares. Es un signo de esperanza. Siento que Dios está escuchando las plegarias de esta gente y espero que pronto haya una solución a este problema”, concluyó.