Por: María Ximena Rondón
Este 24 de febrero se cumplió un año desde el inicio de la guerra en Ucrania, en la cual la Iglesia Católica ha demostrado su talante al acompañar a quienes se han quedado en el país, mientras que los sacerdotes ucranianos que residen fuera de su patria, como el Padre Dimitro Kiyashko, se han convertido en “centros de ayuda humanitaria» para sus compatriotas.
El Padre Kiyashko, sacerdote de la Iglesia Ucraniana Greco Católica, conversó con la oficina Global de la Fundación Pontificia ACN, sobre el trabajo que realiza en su parroquia en Ibiza (España), en beneficio de su país.
“Nuestra parroquia, como todas nuestras parroquias en el mundo, nos hemos convertido en centros de ayuda humanitaria para Ucrania y los ucranianos. Todos nuestros sacerdotes se han convertido en verdaderos ministros de misericordia. El sacerdote, especialmente fuera de Ucrania, tiene la tarea de explicar la verdadera situación en nuestro país”, afirmó.
Respecto a la ayuda material, el Padre Kiyashko comentó que durante el año pasado, en conjunto con la comunidad ucraniana en Santa Eulària, “hemos estado organizando honorablemente acciones y eventos para ayudar a los soldados que defienden nuestro Estado. La gente está llena de ganas de ayudar a los más necesitados y trabaja muy duro para esto”.
El sacerdote, que reside en España desde hace más de cinco años, pero cuya familia permanece en Ucrania, comentó a ACN que algunas de estas iniciativas fueron Misas ofrecidas por el alma de los soldados caídos en batalla; peregrinaciones a Lourdes por la paz; una Misa celebrada en conjunto con el Obispo de Ibiza, Monseñor Vicente Ribas Prats, en la Capilla de Lourdes de Santa Eulària; manifestaciones pacíficas frente al Ayuntamiento de Santa Eulària para pedir el fin de la guerra, y algunas colectas. Incluso, llegó a comprar una ambulancia para enviarla a Ucrania.
Preguntado sobre la situación en Ucrania, el Padre Kiyashko dijo que “es bastante complicada, ya que la guerra continúa. No hay un lugar seguro para vivir en Ucrania ahora. En muchas ciudades, la infraestructura energética ha sido destruida, y debido al frío intenso muchas personas sufren”.
El sacerdote también recordó que las primeras semanas de la guerra “fueron las peores”, y que los ucranianos que permanecen allí o están fuera padecen, porque “la gente se levanta todos los días sin saber si todavía tenemos nuestra familia, nuestra casa o nuestro país”. Sin embargo, destacó que “todas las denominaciones religiosas están unidas para servir a los necesitados”, prosiguió.
En cuanto a la ayuda que ha proporcionado ACN a Ucrania, el Padre Dimitro Kiyashko expresó: “en mi nombre y en el de todos los ucranianos, quiero agradecer a todos los benefactores que ayudaron y continúan ayudando… apóyanos, ayúdanos y reza por nosotros y por la paz en todo el mundo”.
Durante el primer año de guerra, ACN ha destinado más de 9,5 millones de euros para financiar más de 200 proyectos en Ucrania, los cuales han beneficiado directamente a más de 15 mil personas.
Algunos de estos proyectos son la ayuda inmediata y de emergencia para la subsistencia, que fue distribuida en las diócesis y congregaciones religiosas; el mantenimiento del suministro de energía con 17 generadores, debido a que parte de la red de electricidad ha quedado dañada por los bombardeos; y la compra de vehículos para que la Iglesia local pueda movilizar la ayuda y la atención pastoral.
La ayuda de ACN para Ucrania no se detiene, por ello puedes realizar tu donación en este enlace