Hace una década y media, el arzobispo Sebastian Shaw encontró mucho escepticismo y poco interés en el dialogo por parte de los líderes musulmanes. Tras años de esfuerzos para generar confianza, el prelado asegura que ahora son los propios líderes islámicos quienes toman la iniciativa de hablar en favor de los cristianos perseguidos.
El arzobispo de Lahore, Mons. Sebastian Francis Shaw, opina que la presión de los eruditos islámicos es clave para animar al Gobierno a tomar medidas enérgicas contra los extremistas que persiguen a los cristianos en Pakistán.
En declaraciones a la fundación pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN), realizadas durante una reciente visita a la sede internacional en Alemania, el arzobispo describió los frutos del diálogo interreligioso en su país de origen, y cómo un reciente incidente de persecución contra cristianos parece haber marcado un punto de inflexión en las relaciones entre la Iglesia católica y el islam.
El pasado 16 de agosto, miles de cristianos se vieron obligados a huir de sus hogares cuando una turba musulmana se desató en Jaranwala, Faisalabad, arrasando con todo lo que se encontró en el camino. El detonante fueron los rumores de que dos hermanos cristianos habían profanado el Corán. Decenas de iglesias fueron incendiadas y cientos de familias se quedaron sin hogar cuando sus casas fueron saqueadas e incendiadas. Afortunadamente nadie murió, pero los cristianos tuvieron que dormir varias noches al raso, pues regresar era demasiado peligroso.
“Al día siguiente celebramos una rueda de prensa en Lahore junto con seis o siete líderes islámicos o ulemas, todos ellos miembros de nuestro grupo de diálogo. Le mostré a uno de ellos imágenes de los niños durmiendo a la intemperie y le pregunté: ‘Nosotros somos sólo el 2% de la población y vosotros el 97%. ¿Por qué tu gente nos hace esto?’. El ulema, muy afectado, se emocionó mucho y volviendose hacia mí me dijo: ‘Señor obispo, le pido perdón en nombre de todo nuestro pueblo’”.
Voces musulmanas contra el islam radical
Mons. Shaw subraya que la creación de Pakistán se concibió como un proyecto de libertad religiosa, donde los no hindúes pudieran escapar del estricto sistema de castas que aún imperaba en la India. Los cristianos de la región a la que pertenece Jaranwala contribuyeron decisivamente a que el Punjab occidental se uniera al país recién formado. Sin embargo, el auge del islamismo radical es un problema desde hace décadas y el Gobierno carece a menudo de voluntad para luchar contra los extremistas, por temor a provocar con ello disturbios en todo el país. “Pakistán está tolerando todos los males, pero el problema es que luego ese mal se hace tan grande que es difícil de controlar. Muchas personas fueron detenidas tras los disturbios, en su mayoría miembros del partido extremista TLP. Sin embargo, al Gobierno le resulta difícil castigarlos por las repercusiones que ello podría tener en otras ciudades. Tradicionalmente, lo que hacen es forzar la reconciliación entre los cristianos y los agresores, para que les perdonemos, y puede que eso sea lo que propongan también en este caso”.
No obstante, el arzobispo Shaw cree que las cosas están cambiando. “Las voces de los eruditos musulmanes han cobrado mucha importancia, sobre todo allí donde al Gobierno y a las Fuerzas Armadas les resulta más difícil intervenir. Uno de los frutos de nuestro diálogo es que, por primera vez, muchos ulemas nos han apoyado y siguen apoyándonos. Así, por ejemplo, cuando me reuní en Jaranwala con el líder nacional del influyente grupo musulmán Jamaat-e-Islami, este me dijo que lamentaba mucho lo ocurrido y prometió que apoyarían a los niños que perdieron sus libros de texto cuando incendiaron sus casas. Hace dos semanas donaron libros a 200 niños- Esto es fruto de nuestro diálogo, y por esa razón tenemos que seguir promoviéndolo aún más”.
Este arzobispo lleva muchos años muy involucrado en el diálogo interreligioso. Fue presidente de la Comisión para el Diálogo Interreligioso de la Conferencia Episcopal Pakistaní, ahora que ha sido reemplazado sigue trabajando con decenas de interlocutores islámicos de su propia archidiócesis, además de formar parte del Dicasterio para el Diálogo Interreligioso del Vaticano.
Derribar barreras
Al principio, indica, a los musulmanes les costaba entender el concepto de diálogo interreligioso. “En un primer momento, muchos musulmanes rechazaban el diálogo, alegando que el islam es muy claro: o eres musulmán o no eres musulmán, y no hay más que decir. Sin embargo, tras varios años de esfuerzos, ahora algunos comprenden lo que estamos haciendo y lo que podemos conseguir juntos. Por ejemplo, hemos estudiado juntos el documento del Papa sobre el desarrollo sostenible, Laudato si, y ahora, cuando ven incidentes como los ocurridos en Jaranwala, muchos musulmanes se dan cuenta de que esa no puede ser la imagen de Pakistán”.
El arzobispo espera que las voces de los destacados líderes musulmanes que denuncian la persecución de las minorías en Pakistán puedan dar al Gobierno el aliento necesario para proteger a los cristianos y demás grupos religiosos y castigar a los agresores. Y lo que es más importante, Mons. Shaw afirma que los propios ulemas están tomando por fin la iniciativa: “Precisamente la semana pasada celebramos una reunión en la sede episcopal, en la que dos ulemas -uno de ellos el gran imán de Lahore- acordaron organizar una conferencia interreligiosa de alcance nacional en Islamabad, la capital del país. Por esta vía también están influyendo en el Gobierno para que trabaje más en aras del diálogo y de una sociedad mejor en Pakistán”, opina.
ACN apoya el diálogo interreligioso en Pakistán desde muchos años, incluyendo la cofinanciación del diálogo cristiano-musulmán en el «Centro de Paz» en Lahore y otras actividades para jóvenes con el fin de promover la educación para la paz, la solidaridad y el diálogo. En 2023, ACN apoyó el Torneo de fútbol Don Bosco en Khuspur, cuyo objetivo es promover una atmósfera de diálogo, respeto mutuo y comprensión entre los jóvenes de Pakistán de diferentes comunidades religiosas; así como la participación de los jóvenes en el Consejo Interreligioso para la Paz y la Armonía en Islamabad.