Las Iglesias de Oriente Próximo creen que «el Sínodo puede ser una nueva primavera para la Iglesia, como el Vaticano II»

La asamblea sinodal continental de las Iglesias católicas de Oriente Medio se celebró en del 13 al 17 de febrero, con el apoyo de la fundación pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN).

Delegados católicos en todo el mundo están partipando en reuniones a nivel continenal como parte del Sínodo de la Iglesia sobre la Sinodalidad. Cada continente tiene sus necesidades y preocupaciones específicas, y la región de Oriente Medio no es una excepción. Los delegados de las Iglesias de todo Oriente Próximo se reunieron en Beirut para compartir importantes experiencias sobre la la sinodalidad que pueden ser de ayuda a la Iglesia universal.

En declaraciones a ACN, el patriarca Bechara Boutros Rai de la Iglesia católica maronita explicó que “las circunstancias en las que viven las Iglesias de Oriente son muy difíciles. Tenemos que trabajar con nuestros jóvenes para mantener la esperanza contra toda esperanza, como diría San Pablo. ¿Cómo podemos afrontar los problemas sociales? Nuestro pueblo se ha empobrecido mucho. ¿Cómo afrontar los problemas políticos? Oímos estos gritos en todos los países árabes y cada país presenta su propia fisonomía en cuanto a problemas. Especialmente el Líbano, el punto fuerte de la presencia cristiana en Oriente Próximo, amenaza con debilitarse”.

“Si usted pregunta a los cristianos de Oriente Próximo no libaneses, estos le dirán que el Líbano es nuestro rayo de esperanza. Esa es la responsabilidad que tenemos. Las Iglesias del Líbano son conscientes de ello, pero los políticos, ¡cero! Lo que hacen es actuar totalmente en contra de esa presencia cristiana, ya sea por ignorancia, interés u orgullo. Ese es el gran problema al que nos enfrentamos ahora en el Líbano”, explicó el Patriarca.

El encuentro, que reunió a patriarcas, obispos, sacerdotes, religiosos y laicos de todo Oriente Próximo y el Golfo Persa, tuvo lugar a la sombra del terrible terremoto que se ha cobrado la vida de decenas de miles de personas en Turquía y Siria. La asamblea no se olvidó de la difícil situación de las víctimas y los supervivientes, y los participantes les dedicaron una oración especial en la apertura. Hubo personas que no pudieron asistir, o sólo en parte, a causa del terremoto.

El cardenal Mario Grech, originario de Malta y secretario general del sínodo sobre la sinodalidad, habló con ACN sobre la importancia del Sínodo: “No podemos, en este momento concreto, desatender o descuidar este momento de gracia, de reflexión y discernimiento sobre la sinodalidad, sobre cómo podemos ayudar a la Iglesia a ser más sinodal”.

“Aquí tenemos una tradición sinodal que se remonta a muchos años atrás”, dijo el cardenal, haciendo referencia a las tradiciones de las Iglesias católicas orientales, a las que pertenecen la mayoría de los cristianos de la región. “Hay buenas prácticas sobre sinodalidad que podemos compartir. Aquí todos nos escuchamos los unos a los otros. Esta disposición a reunirse y a escucharse beneficiará a la Iglesia”, añadió.

A fuego lento

El Patriarca Rai ha dicho que deposita grandes esperanzas en el futuro del sínodo sobre la sinodalidad, un proceso de tres años de duración: “Valoro positivamente este encuentro, no esperaba que fuera así. Hemos participado en muchos otros sínodos en el pasado; mientras nosotros solíamos estar en un lugar de reflexión, el comité directivo estaba en otro lugar y la exhortación apostólica en un tercer lugar. Esta vez es completamente diferente, nos sentimos implicados”.

“La primera reacción fue: ‘¿Un sínodo así necesita tanto tiempo, tres años?’ Y ahora el Papa dice que tal vez lo prolongue hasta 2024. Ahora entiendo que, efectivamente, no debemos precipitarnos, que se trata de cocinar a fuego lento como el buen café, y no de cocinar rápido. Era necesario que nos tomáramos nuestro tiempo a nivel parroquial, ahora a nivel continental, y después en el encuentro de Roma. Y después de eso, no sabemos qué recomendará el Papa. Las expectativas, en mi opinión, son muy grandes; será una nueva primavera para la Iglesia, como el Vaticano II”, concluyó el Patriarca.

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