El Carmelo de las Carmelitas Descalzas de Abancay, ubicado en la parte meridional de Perú central, fue fundado en 1964 con siete religiosas procedentes de Cuzco. En la actualidad, veinte Hermanas llevan allí una estricta vida dedicada a la oración y la penitencia, y entretanto, ya han podido incluso enviar a religiosas a otros cuatro conventos donde había menos vocaciones. En una carta nos escriben: “En nuestra clausura rezamos a diario por las necesidades del mundo y por todos los hombres”.
Estas religiosas contemplativas viven del trabajo de sus manos: hacen arreglos florales y confeccionan vestimentas litúrgicas, pero, sobre todo, hornean las obleas que se necesitan en su diócesis para la celebración de la Eucaristía. Al mes son más de 300.000 (!) hostias las que se producen en el Carmelo de San José. Pero con su vieja máquina, a las Hermanas les costaba mucho esfuerzo producir esa cantidad y, además, la demanda estaba aumentando debido a la llegada de inmigrantes de las zonas rurales. Por este motivo, nos pidieron ayuda, y nuestros benefactores no las dejaron en la estacada: se recaudaron 11.870 euros. Así, ahora las religiosas están felices con su nueva máquina para hacer hostias, pues les facilita mucho el trabajo. Están muy agradecidas y nos escriben: “Dios les recompensará por su generosidad. Tengan la certeza de que rezamos por ustedes. En nuestra pobreza, llevamos nuestras oraciones ante Jesús en el Santísimo Sacramento del Altar y le pedimos que derrame sus gracias y bendiciones sobre cada uno de ustedes”.