Hace algún tiempo solicitamos el apoyo de nuestros benefactores para fortalecer la pastoral penitenciaria de la Arquidiócesis de Guayaquil, en Ecuador. Este país es uno de los más afectados por la violencia en Iberoamérica. En la ciudad portuaria de Guayaquil, que cuenta con casi tres millones de habitantes, el índice de violencia es particularmente alto. Los jóvenes, especialmente aquellos entre 15 y 27 años, son los más vulnerables al ser reclutados por grupos delictivos.
Ante esta realidad, la Arquidiócesis puso en marcha un programa pastoral con el objetivo de ofrecer una nueva perspectiva a las personas privadas de libertad y ayudarlas a retomar el camino del bien. Tanto sacerdotes como misioneros laicos se han comprometido en brindar apoyo a los reclusos y sus familias. Gracias a la generosidad de nuestros benefactores, se donaron 9.900 euros que permitieron fortalecer esta valiosa labor apostólica y capacitar a más agentes pastorales con este propósito.
María Cristina Santa Cruz, responsable de la pastoral penitenciaria de la Arquidiócesis de Guayaquil, nos compartió:
“Hemos sido testigos de maravillosos casos de conversión, tanto entre los reclusos como entre el personal de los centros penitenciarios”.
También expresó su profundo agradecimiento:
“Hemos ayunado y orado por ustedes y por esta pastoral, y damos gracias a Dios y a ustedes por permitirnos ser instrumentos al servicio de nuestros hermanos y hermanas abandonados y olvidados por la sociedad, pero que también son hijos de Dios, en cuyos corazones puede resonar su llamado hacia la conversión espiritual y la reconciliación. Gracias a la formación de más misioneros, tanto sacerdotes como laicos, hoy contamos con más agentes que pueden contribuir a esta pastoral transformadora”.
Gracias a su apoyo, la pastoral penitenciaria ha podido extenderse a diez centros de reclusión. Actualmente, más de 10.000 personas se benefician de este acompañamiento, cuya influencia trasciende los muros de las cárceles. Por ejemplo, se ha formado un coro integrado por mujeres privadas de libertad e hijos de personas reclusas, que incluso fue invitado a participar en un evento cultural organizado por el municipio.
Además, en septiembre de 2024, varios representantes del programa participaron en el Congreso Eucarístico celebrado en Quito, donde dieron testimonio de su labor. También han estado presentes en numerosos encuentros y actividades, convirtiéndose en un modelo para otras iniciativas similares.
¡Gracias de todo corazón por su valiosa ayuda!