La diócesis de Kribi, ubicada en el sur de Camerún, a orillas del Golfo de Guinea, abarca una superficie de poco más de 11.000 km², y cerca de la mitad de sus 250.000 habitantes son católicos.
Allí, 28 religiosas de ocho congregaciones religiosas se ocupan de las personas que necesitan ayuda y, sobre todo, de niños, chicas jóvenes, madres, enfermos y ancianos, niños de la calle y también de los indígenas de la jungla, antiguamente llamados pigmeos, que viven en condiciones especialmente precarias. Además, estas hermanas imparten la catequesis en las parroquias y preparan a la gente para recibir los sacramentos.
Las religiosas no perciben remuneración alguna por su valioso e incansable servicio. Aunque reciben una mínima ayuda de la diócesis, la pandemia y la crisis económica general han llevado a la Iglesia local al límite de sus posibilidades. Ahora las necesidades de la gente son mayores y el número de personas que buscan ayuda ha aumentado, pero, sin embargo, las hermanas disponen de aún menos recursos que antes.
Por ello, el obispo Damase Zinga Atangana nos pidió ayuda para las 28 religiosas, y gracias a la ayuda de nuestros benefactores, pudimos aportar 14.000 euros para cubrir sus necesidades básicas más apremiantes y su seguro médico.
Las religiosas de la diócesis de Kribi se lo agradecen de corazón a todos los que las han ayudado.