Waqas Masih, un joven cristiano de 22 años, fue brutalmente agredido por su supervisor, Zohaib, en la fábrica Subhan Paper Mills, ubicada en Sheikhupura, provincia de Punjab. Este impactante ataque a cristiano en Pakistán, ocurrido el 22 de marzo, pone de manifiesto la persistente intolerancia religiosa en gran parte de la sociedad pakistaní.
De acuerdo con los testimonios de los familiares de la víctima, recibidos por la fundación internacional Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN), la agresión estaría relacionada con la negativa de Waqas a convertirse al islam, luego de haber sido presionado por Zohaib. También se alega que este último lo acusó de profanar páginas sagradas del Corán que supuestamente fueron encontradas en la basura. La policía ha iniciado una investigación y el caso ha sido registrado como intento de homicidio.
Waqas sufrió lesiones graves en el cuello y actualmente recibe atención médica en un hospital público de Lahore. Zohaib fue arrestado tras la presentación del primer informe policial (FIR).
El padre Lazar Aslam, sacerdote franciscano capuchino en Pakistán, visitó a Waqas en el hospital y expresó su preocupación ante ACN:
“Recé por su pronta recuperación y por el bienestar de toda su familia. El ataque contra Waqas Masih es un duro recordatorio de los desafíos que enfrentan las minorías religiosas en Pakistán y de la urgente necesidad de un cambio social que promueva la tolerancia y proteja los derechos de todos los ciudadanos”.
También hizo un llamado a la comunidad internacional:
“Pedimos humildemente que recen por las víctimas y sus familias, y que se genere conciencia sobre la difícil situación de las comunidades marginadas en Pakistán. Es fundamental que sus voces sean escuchadas y sus derechos, protegidos”.
Además, el sacerdote subrayó la necesidad de enfrentar la preocupante tendencia de acusaciones falsas de blasfemia:
“Lamentablemente, las denuncias falsas de blasfemia y el hostigamiento a comunidades minoritarias vulnerables se han convertido en una tendencia inquietante en Pakistán. Instamos a las autoridades y responsables a tomar medidas concretas para prevenir este tipo de incidentes y garantizar la protección de los derechos de las minorías”.
Este caso pone en evidencia la continua vulnerabilidad y discriminación que sufren los grupos minoritarios en Pakistán, especialmente los cristianos. En un país de mayoría musulmana, se observa una alarmante tendencia de coerción social y violencia hacia las minorías religiosas: niñas obligadas a casarse y convertirse, y una discriminación cotidiana que forma parte de la dura realidad que enfrentan muchos.
