El próximo 15 de marzo se cumplen 10 años del fallecimiento de Akash Bashir, un joven católico de 20 años que dio su vida para salvar a cientos de personas en la iglesia de San Juan, en Youhanabad, diócesis de Lahore, Pakistán. Akash se enfrentó a un terrorista suicida que intentaba ingresar a la iglesia.
Su sacrificio lo convirtió en el primer siervo de Dios en la historia del país, abriendo el camino para su causa de beatificación, la cual ha despertado una gran esperanza, no solo en la comunidad cristiana, sino también fuera de ella.
Akash Bashir nació el 22 de junio de 1994 en una familia católica en Risalpur, Pakistán, y desde temprana edad mostró un fuerte compromiso con su comunidad. El 15 de marzo de 2015, cuarto domingo de Cuaresma, estaba cumpliendo su labor como guardia voluntario en la entrada de la iglesia cuando un hombre sospechoso intentó ingresar, justo cuando cientos de personas y familias se encontraban reunidas.
Akash descubrió que el individuo llevaba explosivos y lo detuvo. Sus últimas palabras fueron: “Moriré, pero no te dejaré entrar”, mientras se aferraba al terrorista con fuerza para evitar que ingresara. En ese instante, el extremista detonó la carga.
El padre PierLuigi Cameroni, postulador general para las Causas de los Santos de la Familia Salesiana, resaltó en una entrevista con Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN) en Roma la importancia del testimonio de Akash:
“Creo que es una causa especial porque era un joven, porque sería el primer santo de Pakistán y porque su historia tiene una dimensión ecuménica.”
Según el postulador, la muerte de Akash resalta el ecumenismo de los mártires, un tema al que el papa Francisco ha hecho referencia en múltiples ocasiones:
“Poco antes del ataque a la iglesia católica de San Juan, también fue atacada una iglesia anglicana, lo que unió en el dolor a católicos y anglicanos de la región. Además, la tumba de Akash fue construida con mármol donado por un musulmán, un gesto que simboliza el reconocimiento de su sacrificio más allá de las fronteras religiosas.”
La fuerza de su testimonio
Desde el inicio de su causa de beatificación, se han recogido 32 testimonios, incluyendo amigos, familiares, religiosas y sacerdotes, así como también de algunos musulmanes. El proceso diocesano concluyó el 24 de octubre de 2024 y ahora se encuentra en la fase romana.
La vida y el sacrificio de Akash han inspirado a muchos jóvenes en Pakistán y en el mundo. Según Cameroni:
“Los cristianos se han sentido fortalecidos, otros jóvenes han tomado su relevo y ha habido muchos bautizos. Su historia ha sido un motivo de paz y esperanza, porque demuestra que Cristo triunfa. La Pascua es muerte y resurrección, y por eso nos da esperanza. Es también una invitación a la reconciliación.”
Akash es un modelo para la juventud, no solo por su valentía, sino también por su humildad:
“Era un chico muy sencillo, pero con un gran amor y servicio a los pobres, y con el ideal de defender la justicia”, recuerda Cameroni, quien ha escrito un libro sobre el joven pakistaní.
Durante la entrevista con ACN, el postulador destacó la vocación de servicio de Akash:
“Hay un episodio impresionante. Akash tuvo un sueño que compartió en confidencia con un amigo. Luego, este amigo le contó a su padre, tras su asesinato, que en el sueño Akash moría sirviendo y haciendo algo bueno.”
A una década de su sacrificio, la historia de Akash Bashir sigue siendo un poderoso recordatorio de la fe y el coraje, especialmente entre los jóvenes en tiempos de persecución. Sus últimas palabras, “Moriré, pero no te dejaré entrar”, reflejan la valentía con la que se enfrentó al mal para proteger a los fieles.
El padre Cameroni concluye con un mensaje para la juventud:
“Akash no dejó entrar el mal. Prefirió morir antes que permitirlo. Nosotros también debemos luchar para no dejar que el mal entre en nuestras vidas. Creo que aquí hay una gran esperanza cristiana. Con la fuerza de Cristo, podemos vencer cualquier forma de mal. El mal no tiene la última palabra.”