Los cristianos de Tierra Santa están muy orgullosos de su legado, pero, a menudo, tienen un conocimiento poco sólido de los principios básicos de la fe. Los actuales líderes católicos quieren mejorar esta situación y llenar las lagunas en su formación cristiana con un sólido programa de formación espiritual, posible gracias a la colaboración de ACN con el Patriarcado Latino de Jerusalén (PLJ).
George Akroush, director de la Oficina de Desarrollo del Patriarcado Latino, lo admite sin rodeos: “Pertenecemos a la tribu de los cristianos de Oriente Próximo, pero tenemos un conocimiento superficial de nuestra fe y mínimo conocimiento de la importancia religiosa, histórica y cultural de Tierra Santa para la primera comunidad eclesial del mundo”.
Akroush se refiere a la falta de formación espiritual y religiosa entre una buena parte de los cristianos que permanecen en Tierra Santa. “Tenemos que poner el dedo en la llaga y reconocer que hemos sido negligentes con respecto a la formación de nuestra gente, especialmente estando como estamos en Tierra Santa”, añade.
Durante una reciente visita a Tierra Santa de una delegación de la fundación pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN), los líderes católicos locales compartieron varias historias que ilustran este problema. Una de ellas relata cómo dos amigos cristianos de Jerusalén quedaron en encontrarse en la tumba de Jesús, en el Santo Sepulcro, pero no lograron verse porque uno pensaba que la tumba era la losa donde ungieron su cuerpo. Otra historia hablaba de personas que han vivido toda su vida en Galilea y nunca han ido a Jerusalén a visitar los lugares sagrados.
El padre Bernard Poggi, rector del seminario latino de Beit Jala, en Belén, recuerda haberse quedado atónito ante la respuesta de un grupo de estudiantes laicos cuando habló con ellos sobre la comprensión católica de la salvación: “Su idea era más bien protestante o incluso islámica: que basta con ser cristiano y ya estás salvado. Que no contribuyes a ello, que simplemente te sientas y esperas. Cuando descubrieron la verdad sobre cómo funciona la salvación, tuvieron una reacción muy reveladora”.
Según el padre Bernard, este problema es generalizado e incluso afecta a los propios maestros de Religión en las escuelas: “La mayoría de nuestros docentes cristianos son egresados del Bethlehem Bible College, que es protestante”, dice, sacudiendo la cabeza. La Iglesia sabe que, en muchos casos, el problema radica en la falta de buenas alternativas católicas. Por eso, la formación espiritual y religiosa se ha convertido en una de las principales prioridades del Patriarcado Latino de Jerusalén, que está encabezado por el patriarca cardenal Pierbattista Pizzaballa, y que tiene a su cargo toda la Iglesia católica de rito latino en Israel y Palestina, así como en Jordania y Chipre.
Un fruto visible de este esfuerzo es el Centro de Formación Espiritual, que opera desde el seminario latino en Beit Jala, en aulas recientemente renovadas y equipadas gracias a un proyecto financiado por ACN. Asal Sleibi, una cristiana y madre de tres hijos que además supervisa estos cursos, explica que esta es la primera vez en la historia de la Iglesia en Tierra Santa que se invita a los laicos al seminario para profundizar en su comprensión de la fe.
“Comenzamos nuestro primer semestre en septiembre de 2023 con cuatro cursos: Introducción a la vida moral, con 40 participantes; Antiguo Testamento, con 38; Historia de la salvación, con 44; y Vida espiritual, con 38. Lo sorprendente fue que había más mujeres que hombres”, explica Sleibi.
En el segundo semestre, el número de estudiantes se duplicó y, desde entonces, no ha dejado de crecer, a pesar de las graves limitaciones causadas por la guerra en Gaza, que comenzó en octubre de 2023 y ha impedido que algunos profesores y estudiantes puedan asistir en persona.
Hablando sobre la diferencia que una sólida formación en la fe puede representar para los cristianos en tiempos difíciles, el padre Bernard recuerda cómo, hacia el final de una clase en la que instruía a sus estudiantes sobre la salvación, comenzaron a sonar las sirenas: “Uno de nuestros alumnos subió al techo para echar un vistazo y vio luces en el cielo”, cuenta el sacerdote. “El régimen iraní estaba lanzando cientos de misiles. Decidimos regresar a casa, pero antes de hacerlo, les di a todos la absolución. Entonces me di cuenta de que uno de los estudiantes estaba llorando y le pregunté si estaba bien. Me respondió: ‘Estoy bien, pero mi hermana está muy asustada y ahora no puedo estar con ella. Usted me acaba de instruir sobre la salvación, padre, ¡pero mi hermana no sabe nada de esto!’”.
El padre Bernard y Asal Sleibi confían en que la formación que están ofreciendo a los laicos impacte a las nuevas generaciones, y aseguran que ya hay señales de que esto está ocurriendo: “Nuestra gente tiene sed de conocer y vivir su fe, y esto puede marcar un punto de inflexión en la historia de la educación cristiana en Tierra Santa”.