Ser sacerdote hoy

Ser sacerdote hoy: una de las misiones más peligrosas del mundo

El número de sacerdotes y religiosos secuestrados aumentó en 2024, mientras que el número de detenidos por motivos de persecución disminuyó. En total, ACN registró 121 casos que afectaron a sacerdotes y religiosos, incluidos 13 asesinatos, 37 secuestros y 71 detenidos durante 2024. Diez de estos incidentes involucraron a mujeres, ocho de las cuales fueron secuestradas y dos arrestadas. Por lo anterior, es que se considera que ser sacerdote hoy en día es una de las misiones más peligrosas del mundo. 

En 2024 fueron secuestrados más sacerdotes y religiosos católicos que en 2023, según los datos recogidos por la Fundación Pontificia Internacional ACN. Mientras que en el año anterior el número de secuestrados se situó en 33, en 2024 un total de 37 miembros del clero y religiosos, varones y mujeres, fueron raptados por criminales. 

ACN incluye en sus listas a los que fueron asesinados, secuestrados o detenidos por motivos relacionados con la persecución, pero también a los que prestaban servicio en lugares difíciles o peligrosos como testimonio de su compromiso con Dios. La lista de secuestros de 2024 está encabezada por Haití, donde el colapso general de la seguridad nacional ha ocasionado el secuestro de 18 sacerdotes y religiosos, frente a dos en 2023. Nigeria sigue siendo uno de los países más peligrosos para los sacerdotes y religiosos, pero la situación mejoró algo, con 11 secuestros denunciados en 2024, cifra inferior a la de 2023. Afortunadamente, todas las víctimas de secuestros en ambos países fueron finalmente liberadas.

Tres sacerdotes fueron secuestrados en 2024 en Camerún y los tres recuperaron la libertad. Un párroco secuestrado por criminales en São Paulo, Brasil, fue atracado y retenido durante unos días, hasta ser liberado por la policía. El obispo Salvador Rangel Mendoza, de México, también fue secuestrado y posteriormente abandonado por los delincuentes en un hospital, donde se recuperó. 

En la lista también se encuentra un joven seminarista, secuestrado por militares en la República Democrática del Congo, aunque fue liberado esa misma noche tras fuertes protestas por parte de las autoridades eclesiásticas. El coronel responsable del secuestro fue expulsado de las fuerzas armadas y condenado a 20 años de prisión. En 2024, hubo dos casos de secuestro de religiosas: una en Colombia, atacada y agredida sexualmente, que, afortunadamente, sobrevivió a la terrible experiencia, y otra en Malaui, maltratada física y verbalmente antes de ser liberada.

Otros cuatro sacerdotes fueron secuestrados en años anteriores y no han sido liberados ni declarados muertos hasta el momento. Se trata de los padres John Bako Shekwolo (2019), Joseph Igweagu (2022), Christopher Ogide (2022) -todos ellos de Nigeria- y el padre Joël Yougbaré, de Burkina Faso, que fue secuestrado en 2019 y del que no se ha vuelto a saber nada. La inclusión de estos sacerdotes elevaría el número total de sacerdotes que habían estado secuestrados en algún momento de 2024 a 41.

13 sacerdotes asesinados

Durante 2024, 13 sacerdotes fueron asesinados. En Estados Unidos, el padre Robert Hoeffner y su hermana fueron asesinados en su casa por un joven que robó el vehículo del sacerdote y después mató a su abuelo y a un policía antes de ser abatido por las fuerzas del orden. En el mismo país, el padre Larry Johnson murió a manos de un hombre que alegó haber sufrido un ataque psicótico que le hizo escuchar voces que le decían que matara al sacerdote para “salvar a la humanidad”.

Dos sacerdotes fueron asesinados en Sudáfrica en poco más de un mes: El padre William Banda, originario de Zambia, fue asesinado por un hombre que le esperaba en la iglesia y que después lo siguió a la sacristía, donde le disparó. El padre Paul Tatu Mothobi fue asesinado tras presenciar un asesinato. El asesino obligó al padre Paul a subirse a un vehículo y allí le disparó en la cabeza, al parecer para asegurarse de que no hubiera testigos.

En España también murió asesinado un sacerdote en 2024. El franciscano Juan Antonio Llorente Espín, asesinado por un hombre que asaltó el monasterio gritando que quería matar a todos los sacerdotes y que hirió a varios más antes de huir del lugar. Un crimen similar tuvo lugar en Polonia, donde el padre Lech Lachowicz fue brutalmente golpeado por un hombre que se presentó en la casa parroquial. El sacerdote murió en el hospital a causa de las heridas.

El padre Christophe Badjogou Komla, originario de Togo y que prestaba servicio en Camerún, fue tiroteado cuando intentaban robarle, y el padre Fabián Enrique Arcos Sevilla, de Ecuador, apareció asesinado con signos de extrema violencia cerca de un contenedor de basura en circunstancias aún no aclaradas. También fue brutalmente asesinado el padre Ramón Arturo Montejo Peinado cuando intentaron robarle el vehículo en Colombia.

En México, donde en los últimos años se ha producido un elevado número de asesinatos de sacerdotes, el padre Marcelo Pérez fue asesinado por presuntos miembros de una banda, en lo que parece haber sido un intento de silenciar su activismo en favor de los derechos de los indígenas. El padre Josiah K’Okal, originario de Kenia, prestaba servicio en Venezuela donde fue hallado muerto. Aunque oficialmente se dictaminó que se trataba de un suicidio, sus amigos y compañeros también creen que el sacerdote fue víctima de asesinato debido a sus actividades en defensa de las poblaciones indígenas frente a las bandas criminales. 

El padre Luke Yugue, de Sudán del Sur, fue asesinado en el marco de un conflicto entre tribus cuando intentaba intermediar en el conflicto, y, por último, a finales de año, el padre Tobias Onkonkwo, de Nigeria, murió tiroteado por asaltantes cuando circulaba por una autopista. No se añaden a la lista, pero merecen ser mencionados, casos como el de dos catequistas asesinados en Burkina Faso, un ministro de la Palabra tiroteado frente a una iglesia en Honduras y un monaguillo muerto junto a su hermano y su madre en un tiroteo cerca de una iglesia en México. 

Disminuyen las detenciones, pero siguen siendo preocupantes

En 2024 fueron arrestados menos clérigos y religiosos católicos que en 2023, pero las cifras siguen siendo muy preocupantes y desvelan graves problemas en torno a la libertad religiosa y la falta de respaldo jurídico a las víctimas en amplias partes del mundo. 

Según la información recopilada por ACN, al menos 71 clérigos y religiosos fueron detenidos debido a su fe o por el mero hecho de llevar a cabo su misión religiosa a lo largo del año 2024. Esta cifra incluye a quienes fueron detenidos antes de 2024 y seguían bajo arresto en algún momento de dicho año. En el momento de redactar este informe, 10 podrían estar bajo algún tipo de custodia. A efectos de esta lista, ACN solo incluye a aquellos cuyas detenciones pueden considerarse irregulares o tienen una motivación religiosa y de abuso de poder;  y no a los detenidos sospechosos de haber cometido delitos comunes.

Nicaragua, en Centroamérica, vuelve a encabezar la lista de países con sacerdotes y religiosos católicos detenidos. Desde enero de 2024, un total de 25 clérigos católicos fueron detenidos. Sin embargo, si se incluye a 19 sacerdotes y religiosos que fueron arrestados en años anteriores y que permanecieron bajo custodia en algún momento durante 2024, el número asciende a 44, apenas por debajo de los 47 de 2023. Entre ellos está el obispo Rolando Álvarez, detenido en 2022 y puesto en libertad en 2024. La lista no incluye a los numerosos laicos comprometidos también detenidos por el régimen por su colaboración con la Iglesia. Varios de ellos siguen en la cárcel, como Lesbia Gutiérrez, administradora de Cáritas en la diócesis de Matagalpa, y Carmen María Sáenz, asesora jurídica de la misma diócesis. Según fuentes locales, a sus familias se les ha negado incluso el derecho a visitar a sus seres queridos.

Además del elevado número de clérigos y religiosos detenidos en Nicaragua en los últimos años -entre ellos, tres obispos-, también hay un número muy significativo de personas que nunca fueron detenidas oficialmente, pero a las que se impidió volver a entrar en el país después de viajar al extranjero y que, como consecuencia, viven en el exilio. Su número es incierto y no se incluyen en la lista, como tampoco a las personas que huyeron voluntariamente para evitar ser detenidas. Además, el régimen nicaragüense está haciendo lo posible para que todas las religiosas abandonen el país. Los extraordinarios niveles de persecución contra personas religiosas en Nicaragua y la dificultad para acceder a información fiable por miedo a represalias dificultan establecer el número exacto de detenidos en ese país.  

El siguiente país con mayor número de clérigos detenidos es China, con nueve casos conocidos públicamente, cuatro de los cuales fueron detenidos en 2024. Uno de ellos fue liberado posteriormente ese mismo año. Los cinco restantes habían sido privados de libertad anteriormente y se encuentran bajo custodia, en arresto domiciliario o estricta vigilancia por motivos religiosos desde hace años, en un caso incluso desde 1997. Cabe señalar que, dada la realidad política en China, es probable que muchos más clérigos estén sujetos a restricciones de libertad de movimiento.

Bielorrusia está lidiando con una situación muy difícil, con siete sacerdotes bajo arresto en 2024. De los siete, tres fueron detenidos en 2023, uno de los cuales permanece en prisión y recientemente fue condenado a 11 años por traición. Los otros cuatro fueron arrestados en 2024, tres han sido puestos en libertad. Otros casos de detenciones por motivos religiosos incluyen a dos sacerdotes y una religiosa arrestados en la India, en un contexto de creciente presión sobre católicos y demás minorías religiosas en un país actualmente dominado por nacionalistas hindúes. 

Más miembros de la Iglesia fueron amenazados con ser detenidos en India, pero lograron evitarlo solicitando y obteniendo anticipadamente la libertad bajo fianza mientras sus casos siguen siendo investigados. Los dos sacerdotes greco-católicos ucranianos que fueron detenidos por las fuerzas rusas en 2022 y liberados en junio de 2024 también figuran en la lista.

En Venezuela, el padre Elvis Cabarca fue arrestado mientras dirigía un grupo de oración en un momento de protestas antigubernamentales. En Chad, el padre Simon-Pierre Madou Baïhana, crítico declarado de las violaciones de los derechos humanos y las injusticias, fue detenido por policías de paisano en circunstancias que, según testigos, parecían más bien un secuestro. Se le acusa de “incitar a la división y poner en peligro la cohesión nacional”. Ambos fueron puestos en libertad poco después.

En algunos casos, los motivos de las acusaciones aún se desconocen o no se sabe si están realmente motivados por la discriminación religiosa. El padre Aurélien Mukangwa, de la República Democrática del Congo, fue detenido por motivos desconocidos en el aeropuerto. Tras protestas, el padre Aurélien fue puesto en libertad. El padre polaco Michal Olszewski, detenido por presuntas irregularidades financieras, estuvo recluido en condiciones inusualmente duras y puesto en libertad bajo fianza al cabo de siete meses. Sigue a la espera de juicio,  sus partidarios afirman que es víctima de una campaña política. El padre Luiz Claudio da Silva, miembro de la Comisión de Pastoral Territorial de la Conferencia Episcopal de Brasil, fue detenido tras hacer un llamamiento a los agentes de policía para que actuaran con moderación durante la represión de una manifestación de trabajadores sin tierras. La hermana Mary-Ellen Francouer, de Canadá, fue arrestada por participar en una sentada ante un banco con un grupo de miembros de diferentes confesiones cristianas que protestaban contra la inversión de la institución en combustibles fósiles.

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